Árboles, poblaciones y ecosistemas
Por Gonzalo Duque-Escobar
El cambio climático como factor de riesgo que compromete el suministro de agua en el 63% de las ciudades del planeta y la seguridad alimentaria a nivel global según el Consejo Mundial del Agua (2017), debe ser motivo para reflexionar sobre la necesidad de una cultura que vele por la protección, conservación y restauración de los bosques. Aunque 1.600 millones de seres humanos en los países más pobres sobreviven por los alimentos, materiales, agua, medicinas, fibras o leña que les provee, también con la deforestación los árboles están desapareciendo de la superficie de la tierra: cerca del 46 por ciento los bosques del mundo, se ha arrasado por el Homo sapiens.
Las especies arbóreas que se estiman en 60 mil a nivel global, de las cuales la mayoría son tropicales, equivalen 1/5 de todas las especies de plantas terrestres. En Colombia, donde contamos con 7.500 de ellas, el hábitat natural de algunas se ha reducido el 80 por ciento: es el caso de maderables finos como Abarcos, Caobas y Cedros, y de árboles importantes para otros usos, como el Canelo de los Andaquíes y el Palorosa, que son las 5 más amenazadas, a las que se suman 10 más: Molinillo, Almanegra, Mangle Nato, Roble, Guayacán, Marfil, Palma de cera de la Zona Cafetera, Nolí o Palma americana, Palma de moriche, y Mararay de San Carlos. Nombres como Guaduas, Arbolocos, Alisos, Tulipanes, Pino colombiano y Arrayanes, evocan también valores culturales y usos económicos y ambientales del árbol.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que en la pasada década planteaba sembrar 1 árbol por habitante del planeta, busca proteger las áreas más biodiversas donde muchas de las especies endémicas están en peligro de extinción. Según la Universidad de Yale, aunque tenemos un percápita global de 422 árboles, a través de la explotación forestal y de actividades como la agricultura, la ganadería o la minería, cada año derribamos alrededor de 15 mil millones de árboles, y en el comercio de madera mundial, de conformidad con la WWF, la ilegalidad representa 7.000 millones de dólares al año.
En este planeta donde el tráfico ilegal podría representar el 75% del comercio de madera en 2017 según la WWF, aunque somos el país más biodiverso por kilómetro cuadrado, aún deforestamos 200 mil hectáreas por año y nuestro escenario de riesgos contempla pasivos ambientales por procesos como: sobreexplotación en las selvas, incendios forestales y talas intensivas para expandir la frontera agrícola y urbana o extender potreros, además de plagas de insectos y enfermedades forestales; fenómenos todos cuyas consecuencias han sido la pérdida del hábitat de especies y ecosistemas, además de caos en la regulación del ciclo del agua, y de erosión del suelo por acción de vientos y escorrentías, lo que se traduce en desertificación y desastres por ocurrir.
Si en Colombiana, dado que el 74% de la población habita ciudades y cabeceras, falta conocer de las interacciones en el trópico andino entre ecosistemas urbanos y entornos suburbanos y rurales asociados, y profundizar en el conocimiento de la distribución de los árboles para comprender la biosfera terrestre y mejorar el hábitat, también en Manizales, donde una gestión histórica el Honorable Concejo Municipal acoge el clamor mayoritario de un Cabildo abierto que reclama poner freno a las regresiones ambientales del modelo de expansión urbana, nuestra planificación deberá desarrollar una política pública con estrategias de adaptación al cambio climático y suministro de servicios ambientales, además de acciones para recuperar cuencas y rondas hídricas deforestadas, y prevenir la fragmentación de bosques que amenaza nuestra biodiversidad.
Adicionalmente, desde la academia deberemos investigar sobre los ecosistemas urbanos y su relación con la estructura ecológica en este fragmento del medio tropical andino, con su particular clima, laderas inestables y ambiente vulcano-tectónico, como fundamento del bienestar general con el objeto de lograr un desarrollo tecnológico autóctono que le ofrezca solidez ecológica a las transformaciones del medio natural a través de la cultura, sin comprometer el ecosistema al satisfacer las demandas del territorio, mediante la creación de elementos para la arquitectura del paisaje, la regulación acústica, térmica y lumínica, la química ambiental y ecología de los ecosistemas, la calidad del aire y del clima, y la estabilidad de los suelos en laderas y cauces de protección.
http://godues.webs.com * Profesor Universidad Nacional de Colombia http://godues.webs.com [Ref.: La Patria. Manizales, 2017.10.9] Imagen: Zonas climáticas del mundo, en https://commons.wikimedia.org/
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Bosques, fundamentales como sumideros de carbono
(Fragmentos tomados de Internet)
Como consecuencia de la revolución industrial la concentración de CO2 en la atmósfera ha sufrido un considerable aumento en el siglo XX: Si en su comienzo, era de unas 280 partes por millón de la mezcla de gases del aire (el 0,028%), a principios del siglo XXI llega a las 370 ppmv (el 0,037). El manejo forestal y de los ecosistemas no puede resolver, por sí solo, el problema del calentamiento global. https://www.concienciaeco.com
Los árboles, como todas las plantas, absorben dióxido de carbono, con lo que contribuyen a la lucha contra el cambio climático. En los ambientes tropicales húmedos, donde los árboles crecen más rápido, los bosques pueden almacenar de 10 a 15 toneladas de carbono por hectárea al año, y por lo tanto remover importantes cantidades de CO2 del aire en un período de tiempo relativamente corto. http://www.ideam.gov.co
Como sumideros del CO2, los bosques a través de la fotosíntesis almacenan en madera y en el ecosistema, una parte del carbono tomado de la atmósfera, y devuelven oxígeno a ella haciendo todo lo contrario de la jungla de concreto. Se estima que un kilómetro cuadrado de bosque genera mil toneladas de oxígeno al año, y que una hectárea arbolada urbana produce al día el oxígeno que consumen seis personas. Además, que cada persona emite dos toneladas de CO2 al año por alimentarse. U de Sevilla en http://www.elmundo.es
Se conoce como sumidero todo sistema o proceso por el que se extrae de la atmósfera un gas o gases, y se almacena. Las formaciones vegetales actúan como sumideros por su función vital principal, la fotosíntesis, que es el proceso por el que los vegetales captan CO2 de la atmósfera o disuelto en agua, y con la ayuda de la luz solar lo utilizan en la elaboración de moléculas sencillas de azúcares. www.mapama.gob.es
Si el percápita de la huella de carbono para Colombia es de dos hectáreas, también el secuestro de CO2 de los bosques es pequeño en comparación con las emisiones del medio urbanizado, máxime cuando cerca de la mitad corresponde al uso de combustibles fósiles, ya que con dichos combustibles la media global de las emisiones de carbono a la atmósfera, alcanza hoy a 1 tonelada por año (tC/año) y por persona, emitida en forma de CO2. María Abellas en http://dinamica-de-sistemas.com
Aproximadamente 86% de los bosques del mundo es de propiedad pública, pero en muchos casos la tenencia de la tierra no está clara o está en conflicto. Casi la tercera parte de la madera tropical comercializada mundialmente proviene de actividades ilegales, que en su mayor parte se han dado en la Amazonía y el Sudeste Asiático. http://www.cinu.mx
En los trópicos, el Carbono C que está en sumideros superficiales, varía entre 60 y 230 ton C/ha en bosques primarios, y entre 25 y 190 ton C/ha en bosques secundarios. En bosques tropicales, los sumideros de C en el suelo varían entre 60 y 115 ton C/ha y en los sistemas agroforestales las cuantías, que llegan a valores entre 30 y 50 ton C/ha, son similares a las de los bosques secundarios, mientras que en los sistemas agrícolas o ganaderos, los sumideros de C en el suelo son considerablemente pequeños. www.fao.org/
Como consecuencia de la deforestación y la degradación de los ecosistemas, los bosques tropicales están emitiendo alrededor de 425 teragramos de carbono anuales. Urge emprender acciones para su recuperación, implementando estrategias y acciones de pago de servicios ambientales. Los países en desarrollo pueden capturar Carbono C a bajo costo, mediante opciones que van desde la agroforestería, plantaciones de rotación larga y corta, hasta regeneración natural, manejo forestal y prácticas silvo-culturales. http://www.fao.org/
Algunos bosques en Suramérica, África y Asia, pasaron de retener carbono a emitirlo. Según un estudio publicado recientemente en Science, Científicos de la Universidad de Boston y del Centro de Investigación de Woods Hole, quienes combinaron los datos satelitales de 12 años, han encontrado que mientras Latinoamérica aporta cerca del 60% de las emisiones, en África la cifra es de 24% y en Asia del 16%. Medio Ambiente https://www.elespectador.com/
En el primer semestre de 2016, Colombia empezó a negociar bonos de carbono. En dicha estrategia para combatir el cambio climático, al estimar cuánto carbono acumulan los bosques del país, el IDEAM estimó nuestro potencial en el mercado de los bonos de carbono, calculando el potencial de carbono almacenado en la biomasa aérea, así: si en Megagramos de carbono por hectárea, según el instituto tenemos entre 79,1 Mg C/ha y 168,9 Mg C/ha, entonces la reserva de carbono nacional total expresada en Petagramos de carbono, oscila entre 4,7 Pg C y 10,0 Pg C, y representa 17,1 Pg CO2 equivalentes y 36,6 Pg CO2 equivalentes que no han sido emitidos a la atmósfera. Para el efecto, 1Mg son 1000 Toneladas y 1 Pg son 1 millón de millones de Toneladas. María Mónica Monsalve S. en: http://www.elespectador.com
Recopilación: Gonzalo Duque Escobar http://godues.webs.com Imagen: Bosques tropicales del mundo, en http://nicolebenefieldillmanees.weebly.com
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